domingo, 16 de mayo de 2010

Alegato de Roman Polanski contra su extradición.

NOTICINE.com ha publicado íntegro, el artículo del guionista y director Roman Polanski con el que rompe el silencio que ha mantenido desde su detención en Suiza, solicitada por la Justicia Norteamericana. El cineasta franco-polaco hizo llegar este este texto, con el que rompe su silencio, a su amigo, el filósofo Bernard-Henri Lévy, quien lo ha publicado en su web La Règle du Jeu (La regla del juego). En él se refiere en varias ocasiones a su encarcelamiento durante 42 días en Chino (California) tras ser acusado de violar a una menor de 13 años en Los Angeles. Esta es la traducción textual:


Desde hace 7 meses, el 26 de septiembre de 2009, fecha de mi detención en el aeropuerto de Zurich, a donde me desplacé para recibir de manos de un representante del ministerio de Cultura suizo un homenaje por el conjunto de mi obra, no he deseado expresarme y solicité a mis abogados limitar sus comentarios a lo indispensable. Quería que las autoridades judiciales de Suiza y de los Estados Unidos, así como mis abogados, pudieran hacer su trabajo sin polémicas de mi parte. He decidido romper el silencio para dirigirme directamente a ustedes sin intermediarios y con mis propias palabras. Cada uno de nosotros sólo pretende ser tratado como a todo el mundo. Es verdad: Hace 33 años me declaré culpable, cumplí una pena en la cárcel para delitos comunes de Chino, no en una prisión para VIPs, que debía cubrir la totalidad de mi condena. A mi salida del centro peninteciario, el juez cambió de idea y pretendió que el tiempo pasado en Chino no correspondía a la ejecución completa de mi condena, y ese cambio de actitud fue el que provocó mi salida de Estados Unidos. Este asunto fue reabierto de su sopor de 30 años por una cineasta que quiso hacer un documental y que recogió testimonios de las personas implicadas en la época sin que yo participara de cerca o de lejos en ese trabajo. El documental sacó a la luz el hecho de que me fui de los Estados Unidos porque no había sido tratado equitativamente, y también desencadenó la venganza de las autoridades judiciales de Los Angeles, que se sintieron atacadas, y que reclamaron en consecuencia mi extradición a Suiza, a donde llevaba 30 años viajando sin haber sido nunca molestado.

¡Hoy no puedo callarme más! No puedo callarme porque las autoridades judiciales norteamericanas acaban de decidir, despreciando todos los argumentos y testimonios de terceras personas, que no pueden aceptar juzgarme sin mi presencia, cuando la propia corte de apelación había recomendado lo contrario.

Hoy no puedo callarme más, ya que la víctima ha sido rechazada por la corte de California en su enésima demanda de detener, de una vez por todas, la persecución contra ella, y cesar el acoso cada vez que se vuelve a hablar de este asunto.

No puedo callarme más ya que mi caso acaba de conocer un enorme giro: el 26 de febrero último Roger Gunson, fiscal encargado del mismo en 1977, hoy jubilado, ha declarado bajo juramento, delante de la juez Mary Lou Villar, en presencia de David Walgren, el fiscal actual, que tuvo toda la oportunidad de contradecirle o interrogarle, que el 19 de septiembre de 1977 el juez Rittenband había declarado a todas las partes implicadas que mi estancia en la cárcel de Chino correspondía al total de la pena que me correspondía.

No puedo callarme más, puesto que la demanda de extradición a las autoridades suizas está basada en una mentira: En esa misma declaración, el fiscal Roger Gunson añadió que era falso pretender, como lo hizo el actual fiscal en su petición de extradición, que el tiempo pasado en Chino correspondía a exámenes psicológicos. En esa demanda se dice que yo me escapé para no sufrir una condena de la Justicia norteamericana. Sin embargo, en el procedimiento de declarme culpable, yo había reconocido los hechos y regresado a EEUU para cumplir mi condena. No faltaba más que confirmar ese acuerdo por parte del tribunal antes de que el juez decidiera renegar del acuerdo al que habíamos llegado, para crearse una notoriedad mediática a mi costa.

No puedo callarme más, ya que, desde hace más de 30 años, son mis abogados los que no cesan de repetirme que fui traicionado por el juez, que éste cometió perjurio, y que yo ya había cumplido la pena que me correspondía. Ahora es el fiscal del caso, de reputación irreprochable, quien bajo juramento ha confirmado todo lo que yo defiendo, y eso aporta una luz nueva al asunto.

¡No puedo callarme más puesto que ahora las mismas causas producen los mismos efectos y el nuevo fiscal que se ocupa del caso y que ha solicitado mi extradición está también en campaña electoral y tiene necesidad de notoriedad mediática!

No puedo callarme más porque los Estados Unidos siguen reclamando mi extradición más para que sirva de pasto a los medios del mundo entero que para pronunciar un juicio sobre el cual se produjo ya un acuerdo hace 33 años.

No puedo callarme más porque estoy en detención domiciliaria en Gstaad a cambio del abono de una muy importante fianza que sólo pude abonar hipotecando el apartamento en el que vivía durante los últimos 30 años, que me encuentro lejos de mi familia y no puedo trabajar más. Esto lo que tenía que decirles en la esperanza de que Suiza reconozca que no ha lugar a la extradición y que podré recuperar la paz y a mi familia, en toda libertad y en mi país.

© La Règle du Jeu-NOTICINE.com - abc guionistas

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